21 enero, 2025 3:47 am
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Bebidas azucaradas, veneno mortal

Las afirmaciones del Subsecretario Hugo López-Gatell, respecto a lo poco saludable que es consumir en forma Excesiva bebidas azucaradas y la relación que ésto tiene con con una pandemia mucho más nociva y mortal como lo es la diabetes, hizo enojar a la industria refresquera, en particular a Femsa, propietaria en México de la franquicia de Coca Cola, la bebida de mayor consumo en el mundo.

La reacción de la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas A. C. (ANPRAC), respecto a la exposición hecha por el subsecretario para establecer el elevado nivel de mortalidad entre los enfermos de Covid-19 que además padecen diabetes, obesidad o hipertensión, fue feroz e intimidante, en forma particular la de Femsa.

Sin embargo, un debate que se esperaba acalorado, pero ciertamente propositivo, así como surgió también fue sofocado, propiciando que no calara en el pensamiento de los mexicanos -primeros consumidores de Coca-Cola en el planeta- la importancia que reviste el tema.

Es totalmente comprensible la reacción de la industria refresquera, pues defienden un mercado multimillonario. Además, no hay que pasar por alto que los mexicanos son los principales consumidores de Coca Cola, a nivel mundial.

El 6 de marzo del año pasado, el periódico El Financiero publicó:

Gracias a México, Coca-Cola es la que más refrescos vende; Índice de Euromonitor la coloca como la marca de mayor valor en ventas durante 2017.

Si usted consume refrescos Coca-Cola, puede sentirse orgulloso, pues contribuyó a que México se convirtiera en el país más importantes de América Latina, para que la marca ocupara el primer lugar mundial de

“Las 100 Principales Mega Marcas Globales que realiza Euromonitor”, es decir, aquellas con el mayor valor de ventas durante 2017.

En México las principales embotelladoras de Coca-Cola son las regiomontanas FEMSA y Arca Continental.

De acuerdo con la empresa de investigación de mercado, la empresa de refrescos vendió entre 35 y 40 billones de dólares.

“Coca-Cola es la marca de productos de consumo masivo de alta rotación más grande del mundo. América Latina abarca el 40 por ciento de las ventas globales de la compañía y México es el país más importante para la marca”, explicó Euromonitor en un documento.

Destacó que las ventas solo en el Este de Europa la convertirían en una de las cien mejores marcas, a pesar de ser la quinta región más importante de Coca-Cola.

De acuerdo con Euromonitor el consumo per cápita de refrescos en México durante 2018 fue de 105.4 litros, si bien la cifra es alta, comparada con 2013 presentó una reducción del 6.22 por ciento, cuando se consumían 112.4 litros.

El informe anual 2017 de The Coca-Cola Company señala, que de las operaciones que tienen en América Latina, México aportó el 47 por ciento del total de cajas unidad, distribuidos en ocho embotelladores.

Cómo está más que implícito en la nota del Financiero que la bebida en referencia está estrechamente ligada o arraigada en la cultura alimenticia de los mexicanos y que erradicar o controlar su consumo, así como de otros productos similares, que comprobadamente están ligadas a una serie se enfermedades graves – sobre todo la diabetes- no será una tarea fácil.

Antes de la llegada del Covid-19 México ya enfrentaba las pandemias de diabetes y obesidad. En la actualidad en la mayoría de las familias campechanas hay por lo menos una persona que padece o ha fallecido a causa de la incurable diabetes y su compañera la obesidad.

En una sociedad de libertades humanas y libre mercado las personas son libres de consumir lo que deseen y por lo tanto son responsables de sus excesos, más o menos es en lo que dice el Gobierno para justificar la existencia de un problema de salud pública que desde hace tiempo los rebasó y cuyas consecuencias hoy nos toca vivir.

Por su parte, las empresas refresqueras se escudan en los supuestos beneficios económicos que en forma de impuestos y empleos generan. Además de que está industria es considerada como esencial por estar incluida como parte del sector alimentario.

Vivimos un país de diabéticos y gordos.

En 2018 la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), reportó que un 14 por ciento de los campechanos de 20 años de edad y más cuentan con un diagnóstico médico previo de diabetes, y un 26.1 por ciento, con diagnóstico médico de hipertensión arterial.

Por otra parte, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) dieron a conocer -también en 2018- que Campeche ocupa el primer lugar en diabetes e hipertensión en adultos a nivel nacional.

“Somos lo que comemos”, es una frase utilizada en algunas campañas gubernamentales y de la iniciativa privada que invitan a la población a hacer ejercicio y tener una dieta balanceada. Finalmente, para el estado y la empresa, estás gordo o diabético porque quieres. Entonces, si enfermas, es por puritito gusto.

“Aliméntate sanamente”, suelen recomendar al término de sus mensajes comerciales los anunciantes como Coca Cola.

Pero los que están a cargo de las campañas publicitarias suelen olvidarse que más de la mitad de la población del país vive en la pobreza y la informalidad económica, lo que los condiciona a una dieta alimenticia bastante precaria.

Resulta absurdo recomendarle a un ciudadano, que ni siquiera tiene la certeza de que podrá alimentar a su familia un día más, que lleve una dieta balanceada o que siga las recomendaciones nutricionales que divulga el sector salud.

Un litro de Coca-Cola cuesta casi lo mismo que uno de agua, por lo que los pobres casi siempre optan por la primera alternativa, así como de otros alimentos baratos y de escaso valor nutricional, pues su propósito no es alimentarse sino saciar el hambre.

Por otro lado están otras decenas de millones de mexicanos que participan de la economía formal, ya sea dentro del sector público o privado. Estos no son ni ricos ni pobres, pero tienen el privilegio de contar con un ingreso fijo, que lo obliga a someterse cotidianamente a rutinas lanorales esclavizantes.

Tener un ingreso fijo y programado, permite a estos mexicanos elegir los alimentos que desea consumir o llevar una dieta relativamente sana, sin embargo, la mayoría de estos ciudadanos termina siendo presa del consumismo y los excesos.

Encima de estos dos méxicos, uno anémico y otro obeso, están los ricos del país, a los que pertenecen inversionistas y altos ejecutivos de empresas como Femsa, individuos que sí pueden darse el lujo de tener chef, nutriólogo y médico de cabecera y por lo tanto procurarse una alimentación sana.

El alto indice de personas que padecen la enfermedad de diabetes, han sido unas de las principales victimas del coronavirus
En 2018 la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), reportó que un 14 por ciento de los campechanos de 20 años de edad y más cuentan con un diagnóstico médico previo de diabetes, y un 26.1 por ciento, con diagnóstico médico de hipertensión arterial.
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